1.- Jesús
es la imagen del Padre y del hombre. 2.- El Padre de Nuestro Sr. Jesucristo. 3.- Consecuencias de ser hijos de Dios. |
1.- Jesús es la imagen del
Padre y del hombre. Si tomamos o como punto de referencia la Carta a los Colosenses , nos damos cuenta de que EN JESUS vemos al Padre y EN JESUS tenemos la imagen del hombre según Dios. Dice el texto: (Col1,15 ss)
v15 El es la Imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación, v16 porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra los seres visibles y los invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo fue creado por medio de él y para él. v17 El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. v18 El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo, v19 porque Dios quiso que en él residiera toda la Plenitud. Si queremos saber cómo es el Padre y quién es el Padre, tenemos que mirar a su imagen, que es el Hijo. Y el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, es decir, a imagen y semejanza de la imagen por excelencia, que es el Hijo. San Juan en el Prólogo también desarrolla esta idea cristológica, ya que nos dice que "todo fue hecho por medio del Verbo"... En la respuesta a Felipe, Jesús le dice : (Jn 14,9ss)
v9 Jesús le respondió: «Felipe, hace tanto tiempo que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conocen?. El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Como dices: «Muéstranos al Padre»? v10 ¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las obras. v11 Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Créanlo, al menos, por las obras. Esta interpretación cristológica ha recorrido toda la patrística y así lo han dicho unánimemente los Padres de la Iglesia. De modo que viendo a Jesús , su vida y sus signos, escuchando su Palabra, vemos y oímos al Padre.
2.- El Padre de Nuestro Sr.
Jesucristo. El Nuevo Testamento tiene infinidad de textos en los cuales podemos descubrir el rostro del Padre de Jesús. Jesús habla en numerosas oportunidades de su Padre y también vemos su relación íntima y cordial con el Padre. Además, señala que los que creen en el Hijo pueden llegar a ser hijos de Dios uniéndose a Jesús por la fe.(así el prólogo de Jn) La piedad hebrea tradicional ponía el acento en la majestad trascendente de Dios. Jesús se atreve a llamar a Dios Abbá, papá. La palabra "abbá" es aramea. Jesús y los suyos posiblemente hablaban en arameo, porque era la lengua corriente de la gente de Palestina. Nombrar a Dios "abbá" es una verdadera innovación revolucionaria. Jesús quería que todos, gracia a El, entraran en una relación filial con el Padre. Por ello habla del Padre y nos enseña a hablar con El diciendo "abbá". En el Padre Nuestro encontramos la única ocasión en que Jesús pronuncia esta frase . En los demás lugares dice siempre "Padre mío" o "Padre vuestro". Como dice San Pablo, es el Espíritu el que nos hace clamar "Abbá, Padre". Toda la vida cristiana es compartir la vida de Jesucristo, el Hijo único de Dios.
3.- Consecuencias de ser hijos de Dios. Ser hijo de Dios es, ante todo, un don de lo alto. No da privilegios, sino que en realidad implica compromiso. Ser hijo del padre es asumir las actitudes del Padre, ante todo, la actitud de la misericordia.
Mt. 5,v43 Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. v44 Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; v45 así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. v46 Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? v47 Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? v48 Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. Ser hijo implica vivir en el amor. Así lo entiende San Pablo (Rm 8,15-17)
v15 Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios v16 El mismo espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. v17 Si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con el. Este don de ser hijos debe ser todavía revelado plenamente.Cfr. Rom 8,18-23 .-
v18 Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. v19 En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. v20 Ella quedó sujeta a la vanidad, no voluntariamente, sino por causa de quien la sometió, pero conservando una esperanza. v21 Porque también la creación será liberada de la esclavitud de la corrupción para participar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. v22 Sabemos que la creación entera, hasta el presente, gime y sufre dolores de parto. v23 Y no sólo ella: también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos interiormente anhelando que se realice la redención de nuestro cuerpo. Por tanto, tenemos que ir creciendo hasta el estado de hombre perfecto: Ef. 4 ,
v12 Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo, v13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo. v14 Así dejaremos de ser niños, sacudidos por las olas y arrastrados por el viento de cualquier doctrina, a merced de la malicia de los hombres y de su astucia para enseñar el error. v15 Por el contrario, viviendo en la verdad y en e amor, crezcamos plenamente, unidos a Cristo. El es la Cabeza, v16 y de él, todo el Cuerpo recibe unidad y cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y a la acción armoniosa de todos los miembros. Así el Cuerpo crece y se edifica en el amor. Es lo mismo que Cristo indicó en Mt. 5,48 : Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. Ser hijos de Dios implica, por tanto, un esfuerzo continuo por parecerse al Padre , por perfeccionarse hasta llegar a la "plenitud" de la gracia , respondiendo así al Plan eterno del mismo Padre, que nos predestinó a ser Santos e inmaculados en su presencia por el amor. Así Ef. 1,3 ss:
v3 Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, v4 y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. v5 El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, v6 para alabanza de al gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. 4.- Las características del Padre. Teniendo en cuenta algunas de las citas del NT en donde aparece la palabra Padre hacemos un modesto listado de las "características" del Padre conforme a los dichos de Jesús.
5.- Preguntas para la reflexión ¿ Cómo valoro mi ser hombre -imagen de Dios ? ¿ Lo trato a Dios como "abbá"? ¿ Qué cosas me faltan para ser verdaderamente "hijo" del Padre ?
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